Nuestra historia
El Archipiélago fue lugar de paso de navegantes y piratas, y sitio de faenas de pesca de los indios Miskito de las costas centroamericanas. Desde el siglo XVII hubo asentamientos de ingleses puritanos con sus esclavos y desde entonces, por los ataques constantes de éstos a embarcaciones españolas, españoles e ingleses se toman las islas alternadamente.
En 1677 se pierde el interés por las islas, pero en 1730 inicia un nuevo proceso de asentamiento de ingleses y sus esclavos; en 1789 Inglaterra y España hacen un tratado por el cual esta última obtiene la propiedad sobre el Archipiélago y permite que la población existente, que da origen a la comunidad nativa actual, permanezca en las islas.
En 1822 el Archipiélago se adhiere a la Nueva Granada, hoy Colombia, independizada de la corona española desde 1810. Se da inicio a la abolición de la esclavitud en 1834 y se cumple la liberación total en 1853, dos años después que en el territorio nacional. Esto contribuyó a una nueva inmigración hacia las islas, esta vez de antiguos esclavos caribeños, chinos, y personas del continente colombiano. Con la apertura económica de 1953 se inicia un nuevo proceso de inmigración de nacionales y extranjeros y la economía se basa en el comercio; desde 1992 inicia un cambio hacia una economía con base en el turismo y la pesca.
En 1912 San Andrés fue declarada Intendencia y el Estado colombiano estableció una misión católica y el uso del español como idioma oficial. En 1991, con la nueva Constitución, el territorio insular fue declarado Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y los nativos obtienen mecanismos de participación social, política, cultural y educativa. La comunidad nativa logró ante el Estado ser reconocida como comunidad étnica Raizal, con orígenes y prácticas culturales distintas a las de otros grupos étnicos y se han creado acciones para la reivindicación de la comunidad en el ámbito social, económico, cultural y medio ambiental.
En 2000, la UNESCO nombró al Archipiélago Reserva de Biósfera Sea flower, dada la conservación de las riquezas ambientales y culturales.
Nuestra lengua
El Creole es una lengua oral criolla caribeña, no posee un sistema de escritura alfabética y surge del encuentro lingüístico entre el inglés británico y las lenguas africanas que se dió principalmente en las etapas de descubrimiento, conquista, colonización y esclavitud, vividas en las islas del Caribe Americano entre los siglos XVI y XX.
Tiene rasgos en común con otras lenguas cuya base léxica proviene del Inglés, como los criollos isleños de Bocas del Toro, Portobelo, Jamaica y Costa de Mosquitos; pues el pasado de esclavitud del archipiélago colombiano es común a todas las islas caribeñas vecinas.
Son principalmente los abuelos y las personas mayores, quienes hablan en mayor proporción esta lengua nativa. Los adultos, jóvenes y niños, en cambio, tienen menores competencias comunicativas pero lo usan en conversaciones informales y en la vida cotidiana.
Es verdad que con el paso del tiempo, las generaciones más jóvenes tienen mayor contacto con el Español debido al ámbito escolar; sin embargo, el Creole se transmite de manera oral, de abuelos a padres y de padres a hijos en actividades diarias y laborales, entre las cuales está por supuesto, la labor artesanal.
Nuestra arquitectura
Con una marcada influencia inglesa pero con toques indiscutibles de los estilos norteamericano y holandes, es considerada especial en el Caribe. Las casas de San Andres son diferentes de todas, son unicas, y se caracterizan por la caida de los techos, para hacer frente a las brisas fuertes; en su mayoría, las casas sanandresanas estan levantadas sobre pilotes, para protegerlas de la humedad, de las lluvias, del pantano y del mar.
Los balcones son amplios y con frecuencia rodean la totalidad de la construcción.
Estan pintadas con vivos colores caribeños que contrastan con los soberbios azules del mar de los siete colores. Las más antiguas son como sus dueños: han soportado huracanes, fuertes vientos y torrenciales aguaceros, pero continuan ahi, erguidas con orgullo tratando de resistir los embates del tiempo y, sobre todo, la influencia de otras culturas que ultimamente han arribado al archipielago.
Pero no solo las casas son motivo de orgullo para los isleños. La iglesia bautista de La Loma, construida con pino traído de Alabama en 1840, se ha constituido en un atractivo más de San Andres. En una excelente muestra de esta arquitectura y en un lugar obligado para la visita de los turistas.
Nuestra gastronomía
La sabiduría ancestral de los isleños hace de cada plato tradicional un deleite de sabor caribeño. El coco, la albahaca, el cangrejo, el pescado, la langosta y la fruta de pan son algunos ingredientes con que se preparan platos como sopa de cangrejo, pescado frito o guisado y ron don, cada uno tan especial y único que hay que aprovechar probarlos en el paso por estas islas.
Éste último, el Rondon, es nuestro plato insignia; y contrario a lo que muchos dicen, que se trata de “una sopa” el rondon es un guiso de furtos del mar y de la tierra, cuya base es la leche de coco y tiene su origen en los tiempos de esclavitud. Es un plato exquisito que definitivamente debes probar en tu paso por la isla.
Entre nuestros platos típicos también encontramos las empanadas, pero a diferencia del resto del continente, aquí están hechas de harina en lugar de masa; te recomendamos probar las de cangrejo y pescado.
Nuestra cultura
Los raizales guardan una fuerte relación cultural con los pueblos antillanos como Jamaica y Barbados.
La religión es fundamental en los principios raizales, asistir a la iglesia cada domingo es todo un acto solemne para las familias, Desde un día antes preparan los vestidos más elegantes para asistir a la iglesia, la principal religión del pueblo raizal es la bautista. Esta data de 1844, cuando el reverendo Philips Beekman Livingston Jr fundó la primera congregación y construyó con madera traída de Alabama, la First Baptiste Church o Primera Iglesia Bautista, ubicada en el punto más alto del sector de La Loma. Un poblado donde convive un alto porcentaje de la población nativa de la isla de San Andrés.
La música y las danzas presentan una mezcla de instrumentos autóctonos como el tináfono o la quijada de caballo, que hacen que los sonidos que brotan de esta zona caribeña sean más que calipso y reggae. En las islas los músicos raizales interpretan el chotise, la polska, la mazurca, algunos pasillos, el mentó y otros géneros más antillanos como el zouk.